En una era donde la conciencia sobre el bienestar, la salud mental y el consumo responsable están en auge, los mocktails —tragos sin alcohol con preparación de coctelería— emergen como una alternativa atractiva y sofisticada. Lejos de ser una bebida “de reemplazo”, hoy representan una elección activa de quienes buscan disfrutar de una experiencia sin los efectos del alcohol, pero con todo el sabor y la estética de un cóctel tradicional.

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Internacionalmente, ciudades como Londres, Nueva York o Berlín han sido pioneras en ofrecer cartas completas de mocktails en bares de autor y restaurantes fine dining. En algunos locales, incluso se diseñan maridajes exclusivamente con estas preparaciones, elevando la experiencia al mismo nivel que la coctelería clásica. En América Latina, Buenos Aires, Ciudad de México y Santiago de Chile no se quedan atrás, con bares como Siete Negronis, La Providencia o De Calle en Santiago incorporando versiones sofisticadas sin alcohol, a base de infusiones, botánicos, fermentos y jarabes artesanales.

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Desde la perspectiva del negocio, los mocktails también representan una oportunidad. En eventos masivos, festivales o celebraciones corporativas, se han vuelto una presencia habitual en las barras. Ofrecer mocktails permite incluir a personas que no consumen alcohol por elección personal, religiosa o de salud, sin excluirlas de la experiencia del “ritual del brindis” o del disfrute sensorial de un buen trago. Además, el margen de ganancia suele ser similar o incluso mayor al de los cócteles tradicionales, ya que requieren menos licor, pero permiten el mismo valor percibido.

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El auge también responde a un cambio generacional. Las nuevas audiencias valoran tanto la estética como la funcionalidad, y los mocktails se han convertido en el complemento ideal de un estilo de vida que equilibra el disfrute con el autocuidado. En redes sociales, la etiqueta #mocktail suma millones de vistas en TikTok e Instagram, con preparaciones coloridas, frescas y creativas que demuestran que lo sin alcohol no tiene por qué ser aburrido.

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Así, los mocktails dejan de ser una alternativa secundaria para posicionarse como protagonistas en cartas de bares, experiencias gastronómicas y eventos. Ya sea por salud, elección o curiosidad, el consumidor moderno quiere opciones. Y los mocktails están aquí para quedarse.

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