Si bien sigue siendo un importante pulmón para la capital y un lugar de encuentro para besuquearse, conversar y pasear, lo que vemos hoy es un pálido reflejo de la maravilla que en 1932 diseñó el paisajista austríaco-alemán Oscar Prager.
2021-04-29 04:35:00
Rodrigo Guendelman, Santiago Adicto