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Esperancita barra y cocina: sabores pop, kitsch y queer

Las creadoras de Siam Thai inauguran esta semana una nueva propuesta que va más allá de lo gastronómico y se adentra en lo cultural e idiosincrático. Esperancita promete ser el lugar (hasta ahora impensado) donde se encuentren la comunidad LGTBQ+, los oficinistas, los sibaritas, el culto al imaginario del pop (particularmente chileno), la mejor coctelería de autor, una versión criolla y estacional de la confort food y todos los que se atrevan con esa mezcla.

Esperancita es un conjunto de referencias y rasgos que, si no son parte de nuestro genoma, al menos son reconocidos y compartidos por la mayoría de los chilenos. “Todos somos un poco Esperancita”, dice Karla Martínez, una de las creadoras de este imaginario que adopta la forma de una señora, fan de las teleseries (especialmente mexicanas y chilenas), de Juan Gabriel y Rafaella Carrá; un poco siútica, que se siente muy de mundo cuando pide risotto, pero que jamás diría no a un sanguchito de pescado. 

Karla reservó la patente de este nombre por 10 años y logró convertirlo en su segundo restaurante (ella y su pareja, Beatriz Solari, son las dueñas del exitoso Siam Thai) antes de que se cumplieran tres. Escudriñando en los sitios que avisan derechos a llaves y patentes de alcoholes, encontró en calle Santa Magdalena el local perfecto para este proyecto que había nacido en pandemia, cuando Siam Thai funcionaba solo con delivery. Esperancita tuvo un debut experimental en la última versión de ÑAM, donde participó como fuente de soda vegana. Limitadas de cierta forma a las reglas y sabores de la comida thai por siete años, tras la experiencia en ÑAM, Karla y Bea decidieron que en esta nueva aventura era mejor contar con más libertad y expandirse a una cocina del mundo con ingredientes de estación. 

En términos gráficos, Esperancita asoma en un neón y se inspira en el personaje icónico de Olguita Marina en “Sucupira”, con el pañuelo en la cabeza y los lentes oscuros; bajo sus brazos abiertos cuelgan flecos como los de la chaqueta de La Poto Loco de “El Circo de Las Montini”. Asesoradas por el chef de Guapo Bistró, todas estas referencias se materializan en la carta de Esperancita Cocina y Barra en platos contundentes y sabrosos, que aspiran a esa amplia y siempre bien acogida categoría de confort food. 

La invitación es a conocer la casa de Esperancita, llena de objetos y colores que reflejan su personalidad. Abunda el rosado y la vajilla y cristalería -que llegaron de distintos anticuarios y persas de Buenos Aires- no necesariamente hacen juego, por ejemplo. Son apenas 50 sillas, incluyendo una terraza, para acoger a la gente de las oficinas cercanas a la hora de almuerzo y a la comunidad LGTBQ+ en las noches; aunque el escenario ideal es que se crucen, porque en Esperancita nadie juzga a nadie, el ambiente es seguro y además hetero friendly. 

Junto a los chilaquiles, tacos, risottos y albóndigas de la carta de comida, encontraremos también coctelería de autor desarrollada por el actual bartender del año, Franco Muñoz, quien está a punto de viajar a Sao Paulo para competir por el título mundial en World Class. Con cocteles inspirados en divas del pop como Britney Spears o nuevas versiones mejoradas de tragos como la vaina, vinos por copa de viñas boutique, en Esperancita estamos invitados a sentirnos como en nuestra casa, y si eso para ti es hacer karaoke o jugar Mortal Kombat, también tendrás la posibilidad. 

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Creado el

August 21, 2023