El cine chileno ha vuelto a hacer historia en el Festival de Cannes. La ópera prima de Diego Céspedes, La misteriosa mirada del flamenco, obtuvo el Grand Prix de la sección Un Certain Regard, reconocimiento que destaca obras con propuestas innovadoras y autorales. La película, que tuvo su estreno mundial en el certamen francés, fue aclamada por su audaz narrativa y su tratamiento lírico de temas como la homofobia, el miedo y la resistencia.

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Ambientada en 1982 en un árido pueblo minero del norte de Chile, la historia sigue a Lidia, una niña de 11 años que vive con su hermano Alexo y su comunidad queer adoptiva. Cuando una misteriosa enfermedad comienza a propagarse, los rumores indican que se transmite cuando un hombre se enamora de otro a través de la mirada. La comunidad de Lidia es señalada como portadora, y la niña deberá enfrentar los prejuicios y proteger a su familia en medio de la hostilidad del entorno.

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El filme destaca por su estética cuidada y su atmósfera onírica, que mezcla elementos del realismo mágico con una crítica social profunda. Céspedes, quien ya había sido reconocido en Cannes por su cortometraje El verano del león eléctrico, logra en su debut en largometraje una obra que conmueve y provoca reflexión sobre la intolerancia y el poder del amor familiar.

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En su discurso de aceptación, Céspedes dedicó el premio a "las locas de abajo, las no invitadas, las escandalosas, las grandes, las que se caen fuerte y siguen caminando", resaltando la importancia de dar voz a las comunidades marginadas y de democratizar el acceso a la creación cinematográfica.

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La misteriosa mirada del flamenco es una coproducción entre Chile, Francia, Alemania, España y Bélgica, y cuenta con las actuaciones de Tamara Cortés, Matías Catalán y Paula Dinamarca. Tras su paso por Cannes, se espera que la película tenga un recorrido por diversos festivales internacionales y llegue a las salas de cine en los próximos meses, consolidando a Diego Céspedes como una de las nuevas voces del cine latinoamericano.

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