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Salud mental: La difícil juventud

Hace medio siglo, muchos jóvenes vieron morir prematuramente a sus ídolos musicales, sumidos en la droga, el alcohol o la depresión. Cincuenta años después, tecnología y pandemia mediante, la juventud actual enfrenta crecientes dificultades en medio de un escenario de persistentes crisis.

Ilustraciones, Vicente "PETRICOR" Campos

Mucho se ha hablado del famoso Club de los 27, ese que reúne a figuras como Jimi Hendrix,  Janis Joplin o Jim Morrison en la común experiencia de morir trágicamente a la edad de veintisiete años. Hendrix se asfixió con su vómito tras ingerir una mezcla de pastillas y alcohol, Joplin fue descubierta dieciocho horas después de morir por sobredosis en un hotel y a Morrison lo encontró muerto su novia en la bañera, tras sufrir una insuficiencia cardíaca luego de una vida de excesos. 

¿Tienen estas muertes algo en común más allá de la edad? Una investigación realizada por la Universidad de Tecnología de Queensland, que indagó en 11 mil biografías de fallecidos entre 1950 y 2010, descubrió que el estilo de vida agitado y el peso de la fama sí influyen, pero que ello se potencia cuando estos elementos se mezclan con temas basales como historias complejas de infancia.

 

Janis Joplin murió por sobredosis de heroína en el Landmark Motor Hotel de Los Ángeles.

Así, la edad es una mera coincidencia en estos casos. De hecho, para la psiquiatra y psicoterapeuta Angélica Monreal las muertes están más ligadas al estilo de vida “la de algunos cantantes es exigente y agitada, llena de conciertos, ensayos, una actividad febril. Buscando poder responder a esas demandas y a otras condiciones personales eso se asocia a consumo de drogas, lo que es súper fuerte y decidor para que las cosas terminen en una crisis vital muy compleja”, señala. 

¿Qué pasa con el resto de los mortales en contextos complejos como los que hemos vivido?

 Esto de la “vida agitada” que llevan los rock stars se aleja bastante de la cotidianeidad de la mayoría, pero tras un estallido social, una pandemia y todas las consecuencias de estas experiencias, vale la pena preguntarse por la situación en nuestro país que, por lo demás, hace tiempo tiene entre sus principales preocupaciones la salud mental. 

Según la 3ª versión del Monitor Global de Salud de Ipsos —que mide la percepción de más de 23 mil personas en 34 países, incluido Chile— la preocupación por la salud mental en el país aumentó de 50% en 2020 a 62% en 2022, cifra que supera con creces el promedio mundial (36%), aunque el porcentaje nacional ya era alto antes de la pandemia.

Lo preocupante es que sobre esta cultura chilena, donde la salud mental ya era un tema, se instaló la incertidumbre que generó la pandemia. “En un minuto no había ninguna respuesta, nadie sabía nada. Básicamente se vivía al día, no había cura, las personas estaban con el lock down viviendo lo más parecido a un arresto domiciliario, llenas de reflexiones, inseguras, con mucha desconfianza”, explica el psicólogo de la Clínica Alemana Daniel Aguirre. En ese escenario trágico, donde día a día aparecían cifras e imágenes de muertes por Covid-19 y sin vacuna a la vista, se asomó el miedo. 

Daniel Aguirre. Psicólogo Clínica Alemana.   

Hoy, lo que más estresa a los chilenos —de acuerdo a la 6º versión del Termómetro de la Salud Mental ACHS UC— es el miedo a la delincuencia y a perder el empleo. También aparecen como factores importantes los cambios sociopolíticos y el temor a contagiarse de Covid, pero estos últimos temas probablemente estén en retirada, mientras el estallido y la pandemia que vivimos van quedando atrás. 

Sin embargo, las réplicas de este terremoto de experiencias vividas siguen causando estragos. Así, por ejemplo, las vidas perdidas durante la pandemia, con entierros rápidos y restringidos, provocaron “duelos retardados, prolongados, patológicos, con cuadros depresivos que aparecen mucho tiempo después”, según indica Monreal. También tuvo repercusión emocional el proceso constituyente “hubo pérdida de una expectativa, no para toda la población, quizá para algunos la sensación fue de alivio, pero para un sector tuvo consecuencias sobre la estabilidad emocional. Esto no es causal única, pero se suma a todo lo que hemos estado viviendo estos años” agrega la psiquiatra.

Jóvenes y adolescentes tras la pandemia

De distintas formas, estas experiencias afectaron y siguen afectándonos a todos. En el ambiente, en las calles y en las relaciones sabemos que algo se removió por completo e  intuimos que estamos en una especie de reconstrucción interna, individual y colectivamente. 

En este contexto, adolescentes y jóvenes perdieron experiencias cruciales que, dolorosamente, saben que no volverán. “La escuela es el ambiente de socialización por excelencia, no solo en el sentido afectivo, de encuentro con otros, también con el aprendizaje, las posibilidades de desarrollarse, con la norma y la conducta social apropiada”, detalla Daniel Aguirre. 

En esta fase clave para interactuar, explorar y en la que más necesitan a sus pares, los adolescentes tuvieron que estar encerrados con sus familias, en una ambiente disfuncional, “Se retrajeron y luego se tuvieron que reencontrar con sus grupos con menos herramientas para desenvolverse porque perdieron la posibilidad de ir probando, aprendiendo a construir límites, a solucionar conflictos” afirma la psicóloga Carolina Calvo. 

En consecuencia, aumentaron los cuadros ansiosos, las adicciones, los trastornos alimentarios y “como les faltó el `carrete´, el sociabilizar, hay una cierta euforia, una etapa bien maníaca donde digo: me reprimieron, entonces salgo con todo”, agrega Calvo en línea con lo que afirma Aguirre: “se integraron a la presencialidad con muchos problemas, inseguridad, impulsividad, porque faltó un mediador que fuera guiando los procesos, rituales, ceremonias, ciclos, la misma identidad, relación con los pares”.

Los especialistas coinciden en que para los jóvenes que estaban entrando a la universidad o ingresando al mundo laboral también fue complejo perderse la etapa inicial de vinculación y pasar de la enseñanza on line a la presencial, teniendo que enfrentarse a exámenes escritos y orales en vivo, lo que aumentó el nivel de estrés, de cuadros ansiosos y crisis de pánico. Actualmente, muchos sienten que aprendieron menos y están inseguros de su preparación profesional. 

 

Carolina Calvo, psicóloga especialista en adolescentes.

 ¿Y ahora qué?

Hoy seguimos viviendo condiciones complejas. La “electricidad” del ambiente irradia más allá de la esfera política y los determinantes sociales de los que hablan los expertos se apilan unos sobre otros, afectando cada vez más la salud mental. El problema para Carolina Calvo es que “estamos apagando incendios. Hay muy poco programa de prevención y, además, los adolescentes han cambiado muchísimo. Estoy pensando en las redes sociales, en temas de drogadicción, de sexualidad, todo se transforma tan rápido que funcionamos desde la crisis y queda poco espacio para detenernos a reflexionar antes de intervenir”.

Más cuidado y comprensión de la sociedad respecto a los temas asociados a salud mental sería de gran ayuda, sin embargo, además de la prevención, falta educación para empatizar y facilidades para acceder a atención. Pocos bolsillos aguantan un tratamiento que requiere un tiempo prolongado para hacer efecto. Así, en el caso de los adolescentes la primera resistencia de los padres frente a un proceso terapéutico, es económica. Y aunque en el sistema público se puede acceder a costo cero en patologías de salud mental incluidas en el sistema GES, las esperas y dificultades siguen siendo importantes. 

Aunque no podamos manejar el contexto individualmente, sí podemos prestar atención a ciertas señales, conversar sobre los hábitos en redes sociales y hablar regularmente sobre los sentimientos, entre otras cosas que algunos espacios de contención emocional gratuita ofrecen para quienes necesiten ayuda psicológica urgente. 

 

Algunos datos de atención psicológica de emergencia:

 

Fundación Todo Mejora, tiene una línea de ayuda gratuita atendida por profesionales que de manera voluntaria entregan contención y orientación a niñas, niños, adolescentes y jóvenes LGBTIQA+ y a sus entornos cercanos hasta los 29 años: Hora segura

Fundación para la confianza, tiene una línea de orientación psicológica gratuita para niños, niñas, adolescentes y jóvenes hasta los 29 años: Línea Libre

Psicólogos Voluntarios de Chile, ONG que ofrece primera ayuda psicológica gratuita y remota dirigida a personas mayores de 15 años que vivan dentro del Chile: +56967613603 ó +56975592366 

Instituto Nacional de la Juventud, tiene un chat que entrega asistencia, contención psicosocial y orientaciones a las y los jóvenes sobre temáticas asociadas al programa Hablemos de todo

Salud responde, línea especial de atención psicológica y contención emocional delMinisterio de Salud: 600 360 7777 (opción 1)

Línea Prevención del Suicidio del Ministerio de Salud, para quienes estén frente a una emergencia o crisis de salud mental asociada al suicidio, podrán contactarse con un psicólogo(a) especialmente capacitado, de lunes a domingo, las 24 horas del día: línea telefónica *4141 gratuita y disponible desde celulares.

 

 

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Creado el

September 11, 2023