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Wolfgang Beltracchi: el falsificador que se convirtió en artista

El pintor y falsificador engañó al mundo durante casi 40 años junto a su esposa Helene, vendiendo cientos de obras a los más reputados coleccionistas y expertos en arte. Tras ser condenado a seis años de cárcel -y ser liberado anticipadamente-, Beltracchi ha creado obras con su propio nombre y en 2021 publicó una serie de NFT titulada "Los grandes", en la que reimaginaba la obra "Salvator Mundi" de Leonardo da Vinci al estilo de artistas famosos como Andy Warhol y Vincent van Gogh.

Bastó un simple tarro de pintura para descubrir la estafa. Esa fue la frase que se repitió en la prensa cuando se conoció su nombre y la noticia en octubre de 2011: Wolfgang Beltracchi engañó al mundo del arte internacional durante casi 40 años con la creación y venta de cuadros de los artistas de principios del siglo 20; el escándalo de falsificación de arte más grande de la era de posguerra.

El pintor alemán falsificó decenas de pinturas del estilo de Max Ernst, Heinrich Campendonk y Max Pechstein, entre otros. Su esposa Helene era la encargada de venderlos y según la investigación de la policía, el fraude alcanzó montos de entre 20 y 50 millones de euros.

En lugar de falsificar pinturas existentes, Beltracchi produjo cientos de obras originales que imitaban hábilmente los estilos de grandes artistas europeos fallecido y luego se vendían como obras inéditas. La pareja afirmaba haber heredado su colección de arte del abuelo de Helene, quien, según ellos, la había adquirido a un galerista judío que huía de la Alemania de Hitler.

Tras décadas pintando cuadros falsos y falsificando pruebas, fue un simple descuido el que puso al descubierto el engaño de Beltracchi: al quedarse sin el zinc que utilizaba para crear la pintura blanca de sus cuadros, compró un pigmento de zinc a un fabricante holandés que no mencionó que contenía titanio.

Descubren una colección de arte alemana compuesta de falsificaciones
"Cuadro rojo con caballos", la obra que reveló la estafa de Wolfgang Beltracchi.

Un año después de la compra, y luego de que el “Cuadro rojo con caballos” -hecho pasar por obra del expresionista Heinrich Campendonk- se vendiera en una subasta por la cifra récord de 2,8 millones de euros, se reveló la incoherencia. El análisis de la pintura encontró restos de titanio, una sustancia que se comenzó a utilizar en el pigmento blanco a partir de la década de 1920. Sin embargo, la obra supuestamente había sido pintada en 1914.

Este descubrimiento desencadenó una serie de acontecimientos que probaron la gran estafa: Los cuadros de Beltracchi habían entrado en subastas y colecciones privadas, como la del actor Steve Martin. Los Beltracchi incluso engañaron a expertos tasadores de arte o, como han alegado desde entonces, pagaron honorarios altísimos para comprar su silencio.

Wolfgang y Helene fueron detenidos en agosto de 2010 y en octubre del año siguiente fueron condenados a seis y cuatro años de prisión, respectivamente, aunque fueron puestos en libertad anticipada. También fueron condenados a pagar 35 millones de euros en concepto de daños y perjuicios.

La historia de cómo funcionaba la operación de Wolfgang Beltracchi y su esposa Helene se ha detallado exhaustivamente en reportajes, un documental y el juicio de la pareja en 2011. Pero en un libro publicado recientemente, la psicoanalista Jeannette Fischer indaga en el porqué. A través de una serie de conversaciones en profundidad, mantenidas entre café y vino en el estudio de la pareja en Suiza tras su salida de prisión, explora sus motivos, procesos artísticos e historias familiares.

El resultado es un retrato complejo y convincente de un hombre (el libro se centra principalmente en Wolfgang, a petición de su esposa) para quien la falsificación era una forma de arte creativo, y para quien el engaño se convirtió en una especie de juego. El dúo ganó millones de dólares, pero el dinero era solo una parte del atractivo, sostiene Fischer. Aunque los Beltracchi vivían cómodamente, viajaban mucho y compraron una casa en el sur de Francia, donde criaron a sus hijos, evitaban muchos de los excesos que se podrían esperar dada la enorme riqueza que habían adquirido, añade.

"La falsificación fue casi incidental", dijo Wolfgang a Fischer. "Disfrutábamos vendiendo los cuadros, nos divertíamos, nos enriquecíamos... Yo podía pintar y disfrutábamos también investigando. La falsificación era una forma de combinar todas estas cosas".

El matrimonio de falsificadores que engañó al mercado de arte... y logró  llevarse millones de dólares

Aunque los cuadros procedían en gran parte de la imaginación de Wolfgang, a menudo se les daban títulos de obras conocidas pero consideradas perdidas (y de las que no existían cuadros), con lo que se llenaban lagunas en la obra de los artistas sin levantar sospechas. El dúo compraba marcos y lienzos antiguos en mercadillos, e incluso utilizaba una cámara de los años 20 para tomar fotos de aspecto antiguo de sus creaciones como prueba de procedencia histórica. Durante el juicio de los Beltracchi, el juez que presidía el tribunal dijo que el fraude se había organizado "con precisión militar", según comentarios publicados entonces por el diario The New York Times.

"Son narradores, juntos, y por eso investigaron mucho", dijo Fischer a CNN en una videollamada. "Lo sabían todo sobre los pintores que falsificaron”. "Creo que esto forma parte de la creatividad de Wolfgang", añadió. "Tenía que saber tantas cosas antes de empezar a pintar, y también (produjo obras de arte) que podrían haber tenido lugar en la secuencia de (las carreras de) estos artistas".

"Hago la conexión entre la desaparición del nombre de Beltracchi y la emoción que fluye hacia otra persona", explicó, citando la aparente creencia de Wolfgang de que, a través de su trabajo, asumía las identidades de los artistas a los que copiaba. "Dice de sí mismo que puede sentir los sentimientos de los demás".

Al hacerlo, argumenta Fischer, Wolfgang demostró una notable capacidad de empatía. Describió que se sentía tan cercano al pintor del siglo XVII Hendrick Avercamp, el primer artista cuya obra falsificó, que se sentía como su hermano. El falsificador se veía a sí mismo llenando un vacío en el catálogo del artista, como si sus creaciones contribuyeran a su obra original. Le dijo a Fischer que se sentía como en casa en los paisajes que pintaba.

Como explica en su libro: "La desaparición de su identidad permitió a Wolfgang Beltracchi asegurar su existencia".

"Los grandes", serie de NFT creada por Wolfgang Beltracchi en 2021.

Podría decirse que esta misma empatía no se extendió a aquellos a quienes engañó. Además de coleccionistas privados, un número indeterminado de galerías y museos fueron víctimas del fraude, y es posible que algunos de ellos aún exhiban obras de Wolfgang Beltracchi.

Varios expertos vieron dañada su reputación, y un historiador fue demandado por daños y perjuicios tras autentificar erróneamente una falsificación como obra de Max Ernst. También se engañó a casas de subastas como Sotheby's y Christie's, que llegó a utilizar una de las falsificaciones en la portada de un catálogo de venta nocturna.

Pero, según Fischer, los Beltracchi consideraban que sus delitos no tenían víctimas. "Estafaron al comercio del arte, que en su opinión era en sí mismo un fraude", dijo Fischer.

En los años transcurridos desde su liberación, Wolfgang ha creado obras con su propio nombre sin dejar de sacar provecho de su sensacional historia. Aparece con frecuencia en conferencias y en 2021 publicó una serie de NFT titulada "Los grandes", en la que reimaginaba la obra "Salvador Mundi" de Leonardo da Vinci al estilo de artistas famosos como Andy Warhol y Vincent van Gogh.

Encuentra el libro "Psychoanalyst Meets Helene and Wolfgang Beltracchi", aquí y lee el artículo completo de CNN en Español aquí.

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Creado el

February 16, 2023